El futuro que hoy es presente
Nelson Ledesma, íntimo con LG Deportiva, recrea su vida, la del golfista tímido e inseguro a la del posible miembro del PGA Tour, en Estados Unidos
El golf es un camino tan sinuoso y peligroso, que sólo aquellos que logran abrir las puertas del cielo encuentran felicidad. Y cuando se habla de felicidad, la misma no se reduce al juego, aplica al haber conseguido lo que todo profesional anhela: el combo de la estabilidad, éxito y dinero.
Nelson Ledesma, mejor conocido como “Muru”, tiene 27 años. Lleva 11 como profesional y al día de hoy se mueve con la misma displicencia de cuando sentía vergüenza acercase al club house de la cancha de Las Yungas, su casa. Nelson sigue siendo el mismo Nelson de sus amigos, de su familia, pero con la pequeña diferencia de que está a nada de debutar en el segundo circuito más importante del continente, el Web.com Tour, antesala del PGA Tour, y que ya es un hombre derecho, casado con Eliana y padre de Lorenzo, su “perdición”.
Desde la apertura del golf tucumano hacia el mundo por parte de César Monasterio, y de la explosión global que causó Andrés Romero, Ledesma fue llamado a ser el sucesor de sus ídolos, junto con Augusto Núñez. Los dos están quizás a un año de codearse con los mejores golfistas del mundo.
Núñez llegó primero al Web; Ledesma después, luego de haber finalizado quinto en la Orden de Mérito del PGA Tour Latinoamérica en 2017. “Estoy feliz, fue un año muy bueno”, reconoce “Muru”, con el pasaporte en mano, y tras olvidarse de un 2015 que casi lo empuja a dejar la actividad.
“No tenía ganas de jugar. Hubo una equivocación en el equipo que me manejaba en aquella época. Se olvidaron de anotarme para jugar, precisamente, la final de la escuela clasificatoria del Web y como que después de ese error sentí que no iba a ser lo mismo. Desde que me convertí en profesional siempre fui en ascenso, hasta aquel fallido error sobre finales de 2014.” Nelson reconoció haber perdido la brújula.
Curiosamente, y luego de cambiar de manager, otra vez volvió la tranquilidad. “Cambié el 1 de enero de 2016. Lo primero que me transmitió fue calma; me dijo que no me iba a faltar nada y que sólo debía concentrarme en jugar al golf. Que me olvide del año y de los resultados. Lo nuestro era una planificación a futuro, además de que ‘no iba a tener de qué excusarme’ porque me iba a dar todo lo que necesitaba”.
Pasó la transición y llegó el golpe de efecto. Ledesma entró derecho en el Latino, ganó el Abierto del Centro (Córdoba) y de ahí se acomodó entre los cinco rentados con pasaje al Web. “El final de temporada no fue el mejor, es como que me costó contener la presión en momentos clave. Esperaba el error ajeno y me salía de mi estrategia”, reconoce el Ledesma al que cada golpe, bien o mal realizado, le sirven de aprendizaje. “El golf no es sólo apuntar a la bandera y darle”, dice.
Y del chico que no sabía para dónde correr, que no tenía idea qué era el inglés, surgió el hombre que se mueve sin temores. “He madurado, he crecido como persona y siento que estoy en el momento indicado para dar el salto en mi carrera. Yo no he ganado dinero, no tengo casa propia, pero todo eso lo vamos a conseguir con más trabajo. Ojalá este sea mi año”, se ilusiona “Muru”, ya metido en el pequeño gran circo del golf, lugar al que compara con un cuento de hadas.
“Es increíble todo lo que pasa allí dentro. Tengo contrato con una marca deportiva y en uno de mis primeros días allá, me hicieron sentir como uno más. Fue en Phoenix, en un torneo que jugué bien, pero que no pasé el corte. Me acerqué al camión de mi sponsor, a presentarme. Pero antes de que dijera mi nombre, ellos ya lo sabían. ‘Nelson Ledesma. ¿No?, me dijeron. Quedé helado, sorprendido. Pero así es todo allá”. El allá es el otro mundo paralelo del golf, donde todo está al alcance de los jugadores.
Ledesma, de familia trabajadora, se hizo de abajo. “Jugaba con cualquier tipo de ropa, lo que tenía a mano. Había veces que jugaba con zapatillas porque no tenía zapatos, y otras en que usaba zapatos que me prestaban pero que me quedaban chicos. Les sacaba la plantilla y jugada así. Apretado, ja”, se ríe del pasado que lo abraza y le deja ese famoso recado de: “nunca olvidar de donde venís ni de qué somos”.
El hecho de formar parte de la elite del golf puede quemarle la cabeza a cualquiera. Es un paraíso devenido en regalos constantes. Ledesma le huye a los pecados capitales, sobre todo a la gula. “En cada torneo te esperan con tres docenas de pelotas ($ 3.600), tres guantes, toallas, y todo lo que se te pueda imaginar. Y si pasás por el camión de tu sponsor, te dan lo que vos quieras. Desde pelotas a palos, es una locura. Jamás pedí nada que no necesite. De hecho, he llegado a decir basta, porque no tenía cómo cargar las cosas en la valija, je”.
Lorenzo se acaba de caer de la silla donde estaba sentado. “No importa, es de goma, dice su padre después de haber chequeado que su ‘Hombrecito Elástico’ sólo se llevó un susto. “A veces es duro estar tan lejos de ellos -mira a su esposa e hijo-, pero bueno, es lo que me toca a mí ahora. Todo lo que hago lo hago para ellos. Sin ellos no podía estar donde estoy, porque como bien se dice, sin el apoyo de la familia todo se hace muy cuesta arriba. Ahora se vienen giras más largas. Ojalá que sean así, porque significaría que sigo avanzando en mi carrera”, explica Ledesma cuya idea, si comienza con el pie derecho en el Web, es hacer base en Miami.
“Es la más latina de las ciudades de Estados Unidos, además de que tiene una cantidad increíble de canchas de golf donde se puede trabajar. Si me tuviera que ir de Tucumán y radicarme en otro lado, ese sería mi lugar, por lo cómodo que es. Pero si me das a elegir, Tucumán siempre va a ser todo para mí. No la cambiaría por nada del mundo.
Lo que viene para Ledesma es recibir una invitación para el primer torneo de la temporada del Web, “The Bahamas Great Exuma Classic at Sandals Emerald Bay”, el viernes en Bahamas. “Al no tener 100% de estatus de miembro regular, debo esperar una invitación o que se caigan algunos inscriptos. Es probable que lo juegue, y lo que necesito hacer es pasar el corte y terminar entre los primeros 30. Si lo consigo, me reranqueo en el tour y entro en condición normal de jugador. Me aseguraría los siguientes 10 torneos. Si no, habrá que esperar dos semanas más”, comenta Nelson, el Nelson que por vergüenza evadía las charlas pos partidas, y que ahora, vaya donde vaya, el mundo sabe de él.
Fuente: La Gaceta