Raúl Travieso: de Mendoza al mundo
Es el único golfista que ganó la Cruz al Mérito Deportivo y fue subcampeón mundial en 1964 en Roma. Jugó dos veces el Masters de Augusta y fue socio fundador del Club de Campo.
«Mi carrera golfística nació gracias a mi padre, profesor y amigo, quien en sus comienzos fue caddie, y hasta tuvo el honor de serlo del presidente Agustín P. Justo, quien jugaba en El Progreso, hoy Ranelagh Golf Club. Yo también fui caddie, mientras mi padre construía los primeros 9 hoyos del Club Estudiantes de Olavarría, cursaba el colegio primario, tomaba clases de golf y los fines de semana juntaba pelotas de golf en las prácticas de los alumnos de mi padre.
«Recuerdo que mi primer patrón, fue Raúl Irureta Goyena, «Goyenita». Lo que soy, hoy en día, se lo debo en gran parte a mi padre; además de la educación que me dio, me enseñó a ser un buen caddie, a amar este magnífico deporte, priorizando la naturalidad en el swing y la ética deportiva», cuenta Raúl Travieso, quizás la figura más importante del golf mendocino quien se inició en el Estudiantes Golf Club de Olavarría, donde su padre “Pepe” Travieso diseñó los nueve hoyos. Tenía doce años y las primeras lecciones se las dio su madre Jovita Victoria Villegas.
Jugador vocacional, con alma de dirigente, patriota sin alardes, siempre demostró que su quehacer, sus giras, sus victorias, solo tenían razón de ser si en alguna medida beneficiaban, prestigiaban a Mendoza y a la Argentina. Ese era su sincero sentir.
En representación del Golf Club Andino, Raúl Travieso obtuvo como amateur sus más importantes títulos y trofeos. Entre ellos en 1960, el campeonato argentino; conquista que repitió en 1962, 1963 y 1964. También en 1962 fue titular del equipo de nuestro país que disputó el torneo mundial de Tokio, Japón y dos años más tarde el de Roma, Italia, en la clasificación individual logró el subcampeonato. Éxito que le valió quedarse con la Cruz al Mérito que otorgaba el Círculo de Periodistas Deportivos de Mendoza, siendo el único golfista que lo consiguió.
De aquel Mundial alguna vez le contó a Los Andes una anécdota agridulce. “El grupo de periodistas que estaban en Roma me consideraron campeón y comenzaron a hacerme preguntas habiéndose olvidado que todavía faltaba un grupo por llegar y donde venía jugando Min Nan Shien, de Formosa, quien finalmente hizo par y ganó el torneo”.
Para varios torneo sudamericanos fue seleccionado; lo mismo que para la disputa de la “Copa de la Hispanidad” que se llevó a cabo en Barcelona, España. El equipo nacional que integró con Monguzzi, Ledesma y H. Fernández fue segundo escoltando a México. A su vez, en 1964 y 1965, se impuso en el campeonato oficial de Chile.
Como aficionado participó en torneos de otros países como Uruguay, Brasil, Perú y Estados Unidos y sumó trescientos premios ganados en Olavarría, Bahía Blanca, Tres Arroyos, Capital Federal, Córdoba y Mendoza, respectivamente. Su traspaso al profesionalismo, puede decirse que es el resultado lógico de su fervoroso entusiasmo por ese deporte. Lo apasiona.
Dotado para su ejercicio , temperamentalmente apto, inteligente, de carácter para resolver posiciones decisivas, cumplió actuaciones consagratorias en Europa, Oriente y América. No olvidemos que es un deportista del Interior. Si algo lo hizo acreedor al respeto de quien lo tratara, fueron sus ideas, criterio y sensibilidad para el análisis crítico del golf lo que supo hacer extensivo oportunamente a otros deportes. De Vuelta de sus giras internacionales, no dudó nunca en exponer valientemente, que íba creciendo a pasos agigantados.
Su experiencia, de inmediato -maestro espontáneo-, la transmitía generosamente con su espíritu constructivo, afanoso de que se asimilaran aleccionadores procedimientos, conductas, métodos, de otros medios más avanzados. Pronto, con suma urgencia.
En 1966, se convirtió en profesional dejando la provincia y fue merced a una invitación que le llegó desde Perú. En 1965, el mendocino fue a jugar el Abierto de Lima y allí fue invitado para desempeñarse como profesional, ante una posible vacante que se iba a producir a medidos del ’66. «Pensé mucho la propuesta, ya que ser uno de los mejores aficionados de la Argentina y pasar a los últimos puestos en el profesionalismo, es algo que hace titubear”, contó a Los Andes en aquella oportunidad.
“No obstante el Lima Golf Club, una institución de alto concepto continental me ofrecía una perspectiva magnifica para ese cambio y por eso decidí pues, aceptar su oferta, confiando hacer los méritos que justifiquen esa gentileza”.
En 1967, la Asociación Peruana de Golf le encomendó la preparación de los equipos que participaron en el Sudamericano Copa Andes en 1968 logrando el equipo masculino el título máximo, invictos, el penúltimo día de competencia. En 1968 volvió a ser campeón del Abierto de Chile. Ese año fue el único argentino que acompañó a Roberto De Vicenzo en el Masters de Augusta, el recordado certamen en el que al Maestro le «robaron» el título por un error de su compañero.
Sobre ese episodio contó que «De Vicenzo estaba confiado, que creía que podía dar la sorpresa y que si su putter lo acompañaba podía llevarse el premio mayor». Raúl vio la definición como un espectador más porque no había podido pasar el corte. Le volvió a pasar lo mismo en él ’69.
En 1974 representó a Perú en la Copa del Mundo de Melbourne, Australia. En 1973 se instaló en Estados Unidos y fue invitado a participar en dos oportunidades en el Abierto Mundial en Pinehurst, Carolina del Norte y entre 1979 y 1980 fue el primer profesional del Yacht Golf Club de Asunción de Paraguay, donde participó del diseño y construcción de la cancha. Hoy tiene una empresa que se dedica a eso junto a su hijo.
En 1980 se radicó nuevamente en Mendoza como primer profesional y gerente del Club de Campo Mendoza del que fue socio fundador. «Ahora el golf en Mendoza va a progresar (dijo cuando se inauguró la cancha de San Francisco del Monte) porque el juego acá hasta ahora ha sido muy relativo ya que siempre se ha pegado acomodando la bola y el en el golf la bola se juega donde cae».
En 1991, cuando Carlos Menem construyó una cancha en la Quinta de Olivos, Travieso fue el profesor del presidente. Desde 1993 y hasta el 2001 fue tesorero de la PGA y tuvo activa participación en la organización del Mundial de Golf en el año 2000 en el Buenos Aires Golf Club. Dio escuelas y clínicas en Venezuela, Perú, Chile y Argentina. Preparó a los equipos juveniles que representaron a Argentina en el Campeonato Sudamericano de 1989 en La Cumbre, Córdoba, donde ambos equipos obtuvieron el máximo galardón. En 1995, se sumó a la escuela de golf que lanzó el Club de Campo Mendoza con la dirección de Carlos Agüero.
En síntesis, ganó más de 200 torneos en Argentina, Chile, Brasil, Perú, Uruguay y Colombia y jugó en más de 250 canchas alrededor del mundo.
Fuente: Los Andes Diario