Acento canario en la bolsa de un japonés
A lo lejos destaca un tumulto en el campo de prácticas. Alrededor de una treintena de personas entre periodistas, traductores, entrenadores, mánagers, familia, etc…, todos forman un amplio corrillo japonés. Pero sorprendentemente, desde su epicentro, cargado con una bolsa de palos de casi 20 kilos, aparece un joven canario de 22 años, el protagonista de esta historia.
Un relato que merecería un final mejor, uno de esos de película, pero desgraciadamente Quail Hollow no estaba por los desenlaces de Walt Disney. Luis Hernández creció en Las Palmas jugando al golf en Bandama, el campo decano del golf español. Su pasión por este deporte le llevó hasta la academia del prestigioso profesor Gary Girlchrist en Orlando. Allí, mientras mejoraba su inglés y su golf, la universidad Queens se fijó en las cualidades del español. No dudó es trasladarse a Charlotte compaginando cuatro años de formación en finanzas con la competición en el equipo de golf de la universidad.
Luis, uno de los ‘caddies’ más cotizados
Recién licenciado, acudió a buscar trabajo en Quail Hollow y no precisamente en algo relacionado con las finanzas: «Hay unos 315 socios multimillonarios en el club. Trabajé de ‘caddie’ durante unos meses, era una buena posición para hacer contactos y quizás encontrar algún trabajo en mi sector». No en vano, Charlotte es la segunda ciudad financiera en los Estados Unidos, sede de múltiples bancos. Mientras llegaba esa oportunidad, Luis se centró en el trabajo acarreando bolsas, llegó a ser uno de los ‘caddies’ más cotizados; «podía hacer hasta 36 hoyos diarios».
Tampoco faltaron las generosas propinas ni las experiencias con jugadores profesionales; «tuve la oportunidad de hacer de ‘caddie’ a Jimmy Walker cuando fue al club o a Webb Simpson que tiene casa en el hoyo 7, siempre que venía un profesional a entrenar me llamaban«. Desgraciadamente Luis no consiguió ese puesto en un banco y tuvo que volver a España para renovar su visado.
Fue allí en Las Palmas cuando recibió un inesperado email desde Quail Hollow proponiéndole trabajar con un jugador japonés que disputaba el PGA Championship. La propuesta resultaba extravagante pero Luis no se lo pensó dos veces: «estuve tres días sin dormir de la ilusión«.
Maridaje hispano-japonés
Yuta Ikeda es el número 70 del mundo. Lo primero que sorprende es que no cuente con su ‘caddie’ profesional habitual para un torneo como el PGA Championship. La explicación desde su entorno es sencilla. Había fallado los tres cortes en los tres Grandes anteriores y quería experimentar cosas nuevas, así se produjo el extraño maridaje hispano-japonés. El comienzo fue frío, quizás por una barrera idiomática. «Yuta tiene un inglés básico, así que lo que hicimos fue apuntar en el libro de medidas del campo algunas palabras clave en japonés con su traducción al inglés y cuando quería decirme algo sólo tenia que consultar la chuleta».
Poco a poco, Luis fue ganando terreno; «me dejaba opinar, decidir con él, es bastante responsabilidad pero a la vez divertido». Y, ¿rentable? ¿Trabajar con un jugador de máximo nivel en uno de los torneos más importantes del Mundo resulta atractivo económicamente? «La verdad es que no lo sé», contesta sincero Luis. «Me preguntaron al llegar y les dije que al terminar me pagaran lo que quisieran. Yo no hago esto por dinero, pagaría por vivir esta experiencia y así se lo dije». Luis y su gracejo canarión se ganaron en pocas horas el cariño del jugador y su entorno.»Bromeaba, intentaba distraerle y quitarle tensión entre golpes». Incluso Luis ha sido protagonista esta semana de entrevistas para la televisión japonesa.
Después de los primeros 18 hoyos Ikeda comenzó el torneo con un esperanzador +1, sin embargo, los 79 golpes del segundo día destrozaron el final completo y feliz de esta bonita historia. Al canario le queda la experiencia y el reconocimiento de su profesionalidad y trabajo.
Fuente: El Mundo