Al golf no se juega con escote ni con minifalda
Prohibidas las minifaldas que dejen ver el trasero o la ropa interior, los escotes y las mallas salvo que encima se vistan con unos pantalones cortos o una falda. La LPGA, el circuito americano femenino de golf, ha enviado una circular a todas las golfistas en la que dicta algunas normas de vestimenta para los torneos oficiales, y que han entrado en vigor a partir de esta semana. El incumplimiento de estas restricciones supondrá una multa de 1.000 dólares en la primera ocasión, cantidad que se doblará si hay una segunda penalización. La LPGA pretende ofrecer “una imagen positiva” del golf después de que algunas jugadoras mostraran su disconformidad con la vestimenta de otras compañeras. Y de casos como el de la estadounidense Paige Spiranac, más famosa (y rica) por la proyección de su imagen en las redes sociales que por sus resultados en el campo de golf.
La medida fue aprobada por el comité de jugadoras y la dirección del circuito. “El problema que ha surgido es que hay muchas chicas de Instagram que juegan al golf y cuelgan fotos sexualizando el contenido, y que han conseguido mucha atención en medios como Golf Channel, en revistas de golf, que logran patrocinadores e invitaciones a torneos. Y hay jugadoras que han copiado ese look”, explica la navarra Beatriz Recari, golfista profesional de 30 años, con cuatro victorias en su palmarés. “Eso hace que paguen justas por pecadoras. Se puede dar un toque de atención a tres o cuatro jugadoras, pero tampoco se puede volver a una mentalidad de hace 30 años, con faldas por la rodilla. Es importante evolucionar el golf, crecer, hacerlo más moderno desde el sentido común”.
De tradiciones y valores, términos tan ligados al golf desde sus orígenes, habla como voz autorizada Marta Figueras Dotti, que fue jugadora de la LPGA durante 20 años, capitana de España en los Juegos Olímpicos de Río y próxima vicecapitana de la Solheim Cup. “Creo que ha de haber unos códigos mínimos. Me parece bien que la falda no sea minifalda y que no haya unos escotes espantosos. Hemos de ir vestidas con cierta clase y decencia. Y hay jugadoras que se han pasado. Estamos para jugar al golf. Vale que esto es el show business,que la apariencia y la imagen son importantísimas hoy en día, pero dentro de unos límites. Las restricciones son muy comprensibles y normales. Tampoco les obligan a ir con bermudas largas. Algunas jugadoras aparecían a tirar bolas como si fueran a hacer gimnasia, con mallas y camisetas sin mangas ni cuello. No me parece que el campo de golf sea el sitio para ir así. El golf es lo que es”, resume Figueras Dotti, que recuerda que los hombres no pueden jugar con pantalón corto (ahora sí pueden llevarlos los caddies) y pone el ejemplo de Wimbledon y la obligación de vestir de blanco: “Todos lo aceptan. Esto nos da buena reputación”.
Recari, sin embargo, lamenta que la asociación de la mujer golfista con una imagen “sexualizada” se imponga a los méritos deportivos. “Es un problema que hay constantemente entre las jugadoras y los jugadores. Se pueden contar con los dedos de una mano las portadas en revistas de golf en las que han aparecido jugadoras del circuito. De hecho, las dos últimas portadas en las que hay una mujer, ¡no son ni jugadoras! Es muy frustrante el hecho de que para poder conseguir atención en medios o patrocinadores, tus resultados no sean suficientes. Debes tener unas ciertas características físicas. Pero el problema es que solo es el caso en mujeres, no en hombres. Es importante modernizar el golf, no sexualizarlo”.
La LPGA quiere zanjar del debate y evitar el caso de las jugadoras-modelos. O al menos, que al golf no se juegue con escote ni con minifalda.
Fuente: El País – Foto: D. Cannon (Getty Images)