El golf femenino y los premios: Una dura realidad que sigue sin cambiar

El golf femenino y los premios: Una dura realidad que sigue sin cambiar

Sabemos que en el golf profesional lo difícil no es solamente llegar a la cima, sino que mantenerse en ella. Y con “cima” no me refiero al número uno del ranking mundial, al primer lugar de una Orden de Mérito o esas cosas; mi foco va más en el objetivo de llegar a las “grandes ligas” y mantenerse dentro de ellas.

En ocasiones, el pináculo de una carrera en el golf es simplemente llegar al máximo circuito profesional (LPGA Tour, PGA Tour o también el European Tour). Pero antes, un jugador siempre debe sudar la gota gorda para conseguir dicha meta, y aquello sin mencionar que una caída rápida es parte de las posibilidades que enfrentan día a día los profesionales de este deporte.

Por eso es que me quiero detener en lo que sucede en el Symetra Tour, gira antesala al LPGA Tour.

He tenido el honor de conversar con muchas jugadoras latinoamericanasdurante los últimos años, conociendo su camino, su historia y sobre todo el precio que han pagado en todo sentido para estar donde están. Y es que en ocasiones perdemos de vista que los resultados que obtiene cada golfista son consecuencia única y exclusivamente de todo el esfuerzo que hacen, empezando por lo complicado que es financiar y solventar la estadía en los tours.

En el caso de las mujeres, las ganancias del Symetra Tour son cuatro o cinco veces menores que las que se acumulan en el Web.com Tour. Una realidad increíble, pero que es la cruda realidad que deben enfrentar la mayoría de las golfistas profesionales.

No sé si toda la gente que sigue el golf sabe que las jugadoras del Symetra Tour y otras giras menores tienen que solventar los gastos de cada torneo: hotel (si es que no las aloja una familia local), transporte, alimentación, pago a su caddie, inscripción a torneos, entre otras cosas. Y estos factores son claves para que alguien continúe o desista en este deporte, en especial considerando que solo las que terminan entre las cinco mejores en una semana normal recuperan la inversión o salen con saldo a favor.

Y para las latinoamericanas la cosa es aún más complicada, a pesar del gran ejemplo que nos brinda México con el IGPM. Tenemos el reciente caso de Paola Moreno, una jugadora de 32 años con experiencia en el LPGA Tour que está 14° en el ranking de dinero del Symetra Tour. La colombiana ha cumplido una gran campaña en 2017, pero los 42.594 dólares recaudados (sin descontar impuestos) no bastan si se piensa en vivir del golf, en especial para una persona casada como ella.

“Para ser honesta todas las opciones son buenas para mí”, aseguró Moreno, quien dejará el golf si no vuelve al LPGA Tour en 2018. “Si sigo jugando golf profesional sería excelente, ya que estaría de vuelta en el LPGA. Pero lo bueno es que tengo otras opciones, como estudiar”.

Para Paola es una obligación ganar algún torneo o terminar con varios Top 10 en lo que resta de campaña del Symetra Tour 2017. De lo contrario, la caleña será otra golfista talentosa que pondrá término tempranamente a su carrera, debido a que no se puede justificar una trayectoria superior a los 5-10 años sin aspirar a los premios más lucrativos del LPGA Tour.

Me gustaría que la realidad fuese otra: por eso es que sueño con un futuro en que las jugadoras latinoamericanas gozaran del apoyo de un circuito regional con buena base como es el caso del PGA TOUR Latinoamérica para los varones. Porque pedir una realidad como la de las giras femeninas asiáticas, por ahora, parece una utopía.

 

Fuente: Nina María Iniestra de la Riva – Golf Channel Latinoamérica

 
 
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