La cabeza del golfista, el factor oculto que lleva al éxito o al fracaso
La psicología deportiva cada vez tiene más injerencia en este deporte; la especialista Patricia Fuentes cuenta el plan de trabajo
Para quien lo tiene como un pasatiempo, el golf significa, entre otros beneficios, relajarse y liberar tensiones de la vida diaria, tanto laboral como personal. Pero para el que vive de este deporte, el escenario es completamente lo opuesto. El estrés que experimentan los profesionales en el campo es muy difícil de dimensionar para quien jamás lo ha practicado. Y para combatir o sobrellevar esos factores de presión, hay herramientas. Una de ellas es la psicología deportiva, disciplina ya muy aceptada alrededor del globo y que en la Argentina se establece velozmente.
Para muchos, el golf está relacionado con el ocio y el bienestar. De hecho, Carlos Tevez lo practica para salirse de las presiones de ser una súper estrella del fútbol doméstico, un futbolista hasta hace un año de jerarquía mundial.
Pero para el Apache, otra sería seguramente la historia si algún día llegara a dedicarse full time a este deporte, ya que la exigencia es extrema y no resulta nada sencillo afrontarla mentalmente. Desde la mirada periférica, el golf es un deporte tranquilo y sin mayor demanda emocional, pero quien lo vive más de cerca es consciente de que es muy exigente para la cabeza, por lo individualista y por la gran demanda emocional. Por eso, quien no está equilibrado, sufre de ansiedad, pierde el control de la situación y da ventajas en la competencia. Quien más sufre es el perfeccionista, porque se somete a una constante autocrítica y termina por no disfrutar del deporte que ama.
Para mejorar el rendimiento, entonces, ya no alcanza con mejorar la técnica. A lo psicológico también hay que trabajarlo y por eso ya son muchos los golfistas que optan por la ayuda de un especialista en los diferentes circuitos. Es el caso de José Toledo, el guatemalteco de 19 años que marcha 5° en el 111° Visa Open -a 4 golpes del líder, Kent Bulle- y que tiene en su equipo de trabajo a la Licenciada Patricia Fuentes, que además trabaja con el argentino Andrés «Pigu» Romero y el dominicano Willy Pumarol.
Durante la competencia, el psicólogo deportivo se dedica pura y exclusivamente a observar el comportamiento del jugador y toma nota de todo lo que éste demuestra corporalmente para luego hacer una devolución al finalizar el torneo. De un día para el otro no se pueden reforzar demasiados conceptos, ya que la competencia sigue y no se dispone de tiempo para profundizar. Las reacciones son variadas: hay veces en las que el jugador no reconoce los errores, pero hay otras en que él mismo le da un análisis de su performance mental a la psicóloga.
El especialista asesora, pero no indica qué decisiones tomar, ya que el centro de la escena es el jugador. Durante la competencia sólo se limita a seguirlo, observarlo y alentarlo. La idea es notar si progresa en ser ordenado, metódico y rutinario. El psicólogo sentirá que su trabajo tuvo efecto en el jugador cuando lo note concentrado y con la capacidad suficiente como para controlar la frustración ante el error cometido.
«Uno trabaja para que el jugador tenga mucho carácter y personalidad, ya que el golf es muy difícil y no puede ser sumiso. No tiene que hacer todo lo que uno le dice, sino que debe crecer como persona y como deportista», le comenta Patricia Fuentes a la nacion durante la tercera vuelta del Abierto en el Olivos Golf Club. «Nosotros trabajamos con los comportamientos en la competencia y con la manera como se entrena el jugador. Se trabaja en distintos entornos, como el campo, un consultorio, un Club House o un café. Lo nuestro es más informal que lo de un clínico», agrega.
Lo que se trata de evitar en el jugador es que se acelere y pierda la concentración. Allí es donde actúa el psicólogo para hacerle notar que no respetó las rutinas practicadas y que debe, por ejemplo, mejorar la respiración y trabajar en la relajación. «A veces se dan cuenta solos», acota Fuentes.
«Se puede trabajar con varios golfistas. De hecho hay quienes tienen 10 jugadores, pero yo prefiero trabajar con no más de tres por torneo. Me gusta observarlos en el campo y, con tantos jugadores, sólo miraría un par de hoyos sin llegar a profundizar en nada», cuenta Fuentes, quien juega al golf desde los ocho años y que, por estar tan ligada a este deporte, encontró la posibilidad de aportar sus conocimientos académicos en pos de mejorar el rendimiento de los golfistas.
No hay un tiempo standard para comenzar a ver los resultados de la ayuda psicológica en los golfistas, simplemente porque cada persona es un mundo. «No todos los jugadores son iguales, depende de la edad y de cada uno. Esto no es magia. Por eso hay algunos que tardan un año en desarrollar un cambio, otros unos tres o cuatro meses y también existen jugadores que en sólo un mes pueden hacer un pum para arriba».
Quien logra dominar su temperamento y adquiere una gran fortaleza mental para tomar las mejores decisiones, según los especialistas, es aquel jugador que en apariencia no demuestra nada sobre su estado de ánimo. «El buen jugador es aburrido. Cuando ves un golfista metódico y que responde siempre de la misma manera ante lo bueno y lo malo, ése es el jugador que crece en su juego».
Desde luego que no basta con la mera observación del comportamiento del jugador cuando se entrena o compite, ya que el diálogo es fundamental, según Fuentes: «Yo tengo mis observaciones y mis hipótesis, pero para saber realmente lo que le pasa a un jugador tenés que poder hablar con él. A mí me han preguntado muchas veces ¿Qué le pasa a Tiger?, pero para saberlo tendría que hablar con él. Sin la palabra del jugador, uno puede sacar hipótesis erróneas».
El golf es un mar de sensaciones a lo largo de 18 hoyos. Y allí está la psicología deportiva para controlar esos vaivenes emocionales.ß
El embate de Kent Bulle
El defensor del título quiere repetir en el Olivos
Kent Bulle parece sacar lo mejor de su juego cuando actúa en la Argentina. El norteamericano, de 28 años, anotó ayer 65 golpes (-8) y tomó el liderazgo del 111º VISA Open, a 18 hoyos del final. Campeón del Abierto el año pasado en el Jockey Club, Bulle está en posición de repetir el título en el Olivos Golf Club gracias a un total de 204 (-9), dos de ventaja sobre su compatriota Nathan Lashley, que también empleó 65, mejor score del día.
El subibaja de Rafael y Fabián Gómez
El leadearboard cambió de bandera, porque en las dos primeras vueltas dominó Rafael Gómez, pero el quilmeño tuvo una fatídica vuelta de 76 (+5) y cayó al 16° puesto. En cambio, el chaqueño Fabián Gómez experimentó un buen repunte con un score de 67 (-4) y quedó 9°, a 6 de Bulle. Hoy, la última salida será a las 12 y la integrarán los norteamericanos Bulle, Lashley y Willy Kropp.
Fuente: La Nación Deportes