La USGA volvió a encontrar su Santo Grial
El principio básico que mueve a la USGA cuando prepara un US Open es identificar al mejor jugador del mundo esa semana. Es la esencia. El leiv motiv. El mantra. El Santo Grial que cada año a mitad de junio se persigue con una preparación del campo extrema, peculiar, única. Es una idea insobornable.
La exepción fue Erin Hills el año pasado, pero resulta que ya no nos acordamos de lo que pasó esa semana… La USGA preparó un campo duro bajo la idea de que es una zona donde hace mucho calor y habitualmente el viento sopla con una intensidad notable, sin embargo, la madre naturaleza, caprichosa ella, decidió que esa semana en Wisconsin lo que tocaba era lluvia y calma chicha. Festival de birdies. Es golf, se juega al aire libre y el tiempo es un factor.
Erin Hills también se llevó su ración de críticas. Aquella semana se escuchó que si aquello no era un US Open, que si la USGA se había equivocado, que si las calles eran muy anchas, que si esto no es un desafío sino casi un concurso de putts… En definitiva, que nunca llueve a gusto de todos.
Haga lo que haga la USGA siempre va a recibir críticas, por ello es elogiable que siga adelante con la cabeza alta, fiel a su idea, protegiendo la esencia de lo que ha sido el US Open más allá de lo que piensen jugadores, aficionados y medios de comunicación. Son grandes porque van a muerte con su idea y si tienen que recular no tienen ningún problema en hacerlo, en admitir errores y en dar marcha atrás con la mayor transparencia del mundo.
Es un major ganador porque va al límite. Buscan que cada semana se convierta en una leyenda épica. Y eso es muy bonito, aunque conlleve riesgos. Claro que el sábado se les fue la mano, ellos lo saben y tuvieron que echar el freno. Pero con esta filosofía tendremos la oportunidad de ver más veces que menos grandiosos espectáculos.
El US Open es como los grandes jugadores. GRANDES con mayúsculas. Ya saben, esos a los que cada semana sólo les vale ganar y van al límite, buscando a veces tiros imposibles, banderas escondidas, el golpe definitivo. Muchas veces no sale y acaban el agua. Pero otras muchas sí y van acumulando trofeos mientras otros acumulan top ten. Por eso son GRANDES.
El US Open ha vuelto a cumplir con su sagrado mandamiento. Ha encontrado al mejor. ¿O es que Brooks Koepka no es un vencedor justo en Shinnecock Hills? Cualquiera que haya visto el torneo no puede ponerle un pero al ganador. También se comió el marrón (nunca mejor dicho visto el color de los greenes) del sábado, como tantos otros, pero lo digirió y siguió hacia adelante.
El top ten del US Open ha tenido a siete jugadores del top 25 del ránking mundial
Una de las principales críticas que recibió la preparación del US Open el sábado es que el campo no era justo y que el azar jugaba un papel excesivamente importante. Es que el azar forma parte del deporte, no lo olvidemos. Sin embargo, uno mira el top ten del US Open y da la sensación de que no hay mucho pero que ponerle. Vean: Brooks Koepka, Tommy Fleetwood, Dustin Johnson, Patrick Reed, Tony Finau, Xander Schauffele, Tyrrell Hatton, Henrik Stenson, Daniel Berger, Webb Simpson y Justin Rose. Según el ránking mundial previo al US Open, tenemos a tres top ten, cinco top 15, siete top 25 y el peor clasificado era Daniel Berger, puesto 43º. No está mal, ¿no creen? Azar, lo que se dice azar… Pero vamos más allá, de los diez top ten, seis eran ganadores de major.
En los diez últimos años, el US Open ha tenido nada menos que cinco campeones que han sido Números 1 del mundo
La USGA recibirá cada año todas las críticas del mundo, porque en el fondo a todos nos gusta criticar y juzgar, pero su idea es irreprochable, porque es suya, y la llevan cada año a rajatabla. Un dato definitivo que avala su idea. En los diez últimos años, el US Open ha tenido nada menos que cinco campeones que han sido Números 1 del mundo (Dustin Johnson, Jordan Spieth, Martin Kaymer, Rory McIlroy y Tiger Woods). Sólo el PGA Championship iguala esta cifra (Justin Thomas, Jason Day, Rory McIlroy, Martin Kaymer y Tiger Woods), mientras que el Open Championship tiene tres (Jordan Spieth, Rory McIlroy y Ernie Els) y el Masters de Augusta tiene uno (Jordan Spieth). Pues parece que sí, la USGA no engaña a nadie. Tiene una idea, va con ella hasta el final y, lo mejor de todo, casi siempre consigue lo que se propone.
Fuente: Ten Golf – Foto: USGA/Michael Cohen