Los desafíos que debe enfrentar el PGA Tour en su retorno: Tests constantes de COVID-19, jugadores en el extranjero y problemas de estatus
“La economía debe regresar a la normalidad”.
Esta es una frase que ha comenzado a ser mencionada en múltiples instancias con el pasar de los días de la crisis del COVID-19. Las muertes (más de 145.000) e infectados (sobre 2 millones) provocados por este nuevo coronavirus no solo han azotado a numerosas familias, si no que también ha desencadenado una profunda crisis que seguramente llevará a un extenso período de recesión económica a nivel mundial.
Por supuesto, la vida está siempre sobre la economía. Siempre. Sin embargo, el propio presidente de Estados Unidos -el frecuentemente criticado Donald Trump– ha mostrado su desesperación por “retomar la normalidad”, lo que significa también el regreso de los deportes a la actividad.
Claramente el golf busca ser uno de los primeros deportes en dar el paso inicial en este supuesto retorno “a lo normal”. De hecho, el PGA Tour ya tiene fecha de regreso fijada: el próximo 11 de junio con el posible inicio del Charles Schwab Challenge, evento que se jugará sin público en el Colonial Country Club.
Sin embargo, montar un torneo que sea “seguro” en plena pandemia de COVID-19 no será una tarea sencilla. Aquello sin mencionar lo más importante: luz verde completa de las autoridades sanitarias locales y nacionales en Estados Unidos.
¿Cuáles desafíos debe enfrentar el PGA Tour en su retorno? Aquí les presentamos algunos:
Disponibilidad de tests de COVID-19
Para comenzar, hay que señalar que en caso de que existan más tests, lo primordial será utilizarlos en centros de salud o en situación de vida o muerte que realmente lo ameriten. El deporte no debería ser prioridad.
De aquí a junio probablemente existan más tests de COVID-19 en Estados Unidos que los disponibles en la actualidad. Lo que no sabemos es si estos serán suficientes para cubrir diariamente a más de 500 personas entre jugadores, caddies, staff del PGA Tour, integrantes de la transmisión de televisión, oficiales de reglas y algunos voluntarios.
Si bien Trump seguramente intentará garantizar tests para los principales deportes de Estados Unidos, nadie sabe si estos serán suficientes. Tampoco se sabrá su efectividad.
“Estamos optimistas que tendremos mucha capacidad para testear a todos los involucrados. Por ahora, estamos tratando de aprender y entender cómo deben funcionar estos procedimientos de testeo”, dijo Tyler Dennis, jefe de operaciones del PGA Tour.
De todos modos, muchas preguntas quedan en el aire:
¿Cómo se practicará el distanciamiento social?
¿Jugadores y staff tendrán que aislarse dos semanas antes del primer torneo para así evitar contacto con sus familias o amigos? ¿Qué hacer para evitar un test engañoso de un asintomático o presintomático?
¿Se creará una “cuarentena de burbuja” de 500 personas supuestamente sanas donde nadie puede sumarse para evitar contagios por COVID-19?
¿Qué pasará con los jugadores que deseen disputar un torneo, volver a casa una semana y participar en otro certamen? ¿Qué pasará con los alternos? (Todo indica que no se jugarán los monday qualifiers)
¿Qué pasa si un jugador da positivo por coronavirus? ¿Se cancela el torneo? ¿Se le dará un medical exemption a final de año?
¿Cómo fiscalizar los viajes de los jugadores de un certamen a otro?
Muchas dudas y pocas respuestas. Por ahora…
Jugadores en el extranjero
De momento, el PGA Tour estima que al menos 60 jugadores y caddies no se encuentran realizando su cuarentena en Estados Unidos. Entre esos destacan Joaquín Niemann (Chile) y Nelson Ledesma (Argentina).
Considerando las restricciones en los viajes internacionales, estos golfistas podrían verse en problemas a la hora de regresar a Estados Unidos. Y si eso llega a suceder, hay muchos que podrían necesitar una extensión como miembro en el PGA Tour (en el caso de Ledesma, por ejemplo).
Problemas de tarjeta y estatus
Aquí pueden verse perjudicados los jugadores del Korn Ferry Tour que vienen jugando bien, como es el caso de Mito Pereira (de cuarentena en Chile). La prioridad es darle oportunidades de juego a los actuales miembros del PGA Tour.
En caso de que miembros con tarjeta en el PGA Tour no puedan disputar muchos torneos, ya sea por cancelación o por falta de cupos, lo más probable es que ellos reciban el beneficio de retener su tarjeta para la temporada 2020-21 (esto en caso de quedar fuera del Top 125 o Top 150 de la FedEx Cup). Por ende, los 50 clasificados del Korn Ferry Tour al PGA Tour se determinarían con los resultados entre enero de 2020 y septiembre de 2021. Es decir, dos campañas fusionadas en una.
Otro tema que el PGA Tour tendrá que revisar es el puntaje de los playoffs de la FedEx Cup, en caso de que se jueguen. Con la reducción de la temporada regular, la tabla de puntaje de la postemporada deberá ser reajustada.
De momento, nada de lo mencionado en este ítem ha sido confirmado por el PGA Tour.
Golfistas que no quieran jugar en tiempos de COVID-19
El problema principal podría ser la negativa de algunos golfistas de participar en estos torneos. Ante dicha potencial situación, el PGA Tour fue tajante este jueves.
“Esa es una pregunta que debería responder cada jugador. Ellos son trabajadores independientes, no tienen la obligación de disputar eventos del PGA Tour”, señaló Andy Pazder, jefe de torneos y competencias de la gira norteamericana.
Es obvio que todos queremos ver golf en vivo y en directo desde nuestras casas en un par de meses más. Sin embargo, las dudas que tendrán que resolverse de aquí a mediados de junio son bastantes.
Solo el tiempo podrá responderlas.
Por Fabio Ríos, Golf Channel Latinoamérica
Fuente: Golf Channel Latinoamérica – Foto: Getty Images