McIlroy se precipita al renunciar a Tokio
Rory ha puesto en peligro muchas cosas al tomar su decisión
O por lo menos eso es lo que me parece a mí y conviene desde ya coger el toro por los cuernos e intentar cuanto antes solucionar el embrollo que le ha dejado al golf Rory McIlroy con su renuncia a disputar los próximos Juegos en Tokio. En Río fue un bichito, esta vez son unas banderas, y aunque el tema es mucho más serio de lo que a priori puede parecer, no es menos cierto que como hablando se entiende la gente, hay tiempo más que suficiente para solucionar el problema. Otros deportes lo han conseguido.
Sin ir más lejos, el rugby consigue reunir a “todos” los irlandeses bajo la misma bandera y han ido incluso más lejos haciendo sonar dos himnos en los partidos de casa, el irlandés, con el que los del norte no se sentían identificados, y uno especialmente compuesto para simbolizar la unión, que casi se ha convertido en el verdadero himno para el rugby. Pero en fútbol y otros deportes, Irlanda del Norte puede competir bajo su bandera, algo que se podría plantear para el golf, dónde los Rory McIlroy, Darren Clarke y demás ya compiten a lo largo del año con sus colores.
Esa podría ser la solución y más ahora con el Brexit. Estoy seguro que nadie, ni los ingleses ni los irlandeses, desearía ver como el número uno del mundo, si lo fuese por aquel entonces, tiene que renunciar a competir en los Juegos por un problema de banderas, con lo que eso conlleva de daño para el golf, un deporte que en uno y otro sitio aman por encima de todas las cosas.
Lo he dicho al principio, hablando se entiende la gente, y creo que cuatro años es tiempo más que suficiente para poder arreglar este desaguisado. El COI declaró tras los Juegos de Río estar encantado con el golf, que fue un rotundo éxito pese a las destacadas ausencias, y por eso debería ponerse ya a intentar encontrar entre todas las partes implicadas una solución a este delicado problema que efectivamente va mucho más allá del golf y podría tener graves repercusiones políticas. Pero con diálogo se puede llegar a un entendimiento.
Rory también debería agotar todas las vías antes de declarar como lo ha hecho que no estará en los Juegos de Tokio. Parece, al igual que en el caso del bichito, que más bien se inclina por la solución de facilidad, esa que menos trastornos y trabajo le da aunque vaya contra él. Ser campeón olímpico es algo que todo deportista sueña, los golfistas no lo podían ser, pero ahora creo que es una frivolidad renunciar sin combatir por un sueño que todos han tenido aunque sólo sea una vez.
Sería una buena noticia para el golf que todos los mejores golfistas, hombres y mujeres, estuvieran presentes en Tokio, pero de momento la cosa no ha empezado demasiado bien aunque con cuatro años por delante, hay tiempo para que por fin veamos a todos luchar por el oro olímpico. El golf se lo merece.
Fuente: Golf Digest