Una mirada al innovador programa de parques de la Ciudad de Nueva York
Julio Dutan, un chico de 11 años cuyos lentes no hacen sino agrandar sus ojos con posibilidad, no permite que sus frustraciones en el golf afecten su persistencia. Solo hace el swing y sonríe. Luego sale corriendo detrás de la pelota y la levanta junto al borde de una cerca. Es una cerca que limita por la izquierda con un campo de Béisbol en Corono, Queens, en el Parque de las Américas. Justo a la derecha hay una plaza. Detrás de la cerca hay una bodega verde, blanca y roja que avisa: Venta de productos mexicanos e hispanos en general.
Está claro que Julio no está ni remotamente cerca de una cancha de golf, pero espera hacerlo pronto. Por ahora está perfeccionando los básicos de su nuevo deporte favorito en un parque, pegando golpes desde césped artificial y embocando putts en una alfombra de putting pelada y enrollada.
“Creo que la parte más difícil es la concentración,” dice con una sonrisa. “Algunas veces cuando haces el swing fallas la pelota. Pero yo hago más swings de práctica. No me enojo. Es solo un juego y estás ahí para divertirte.”
Julio es uno entre tres docenas de chicos que hacen swings, se ríen y aprenden en la clase matutina para principiantes avanzados, brindadas gratuitamente por el programa de deportes de verano de la Fundación City Parks y que se dictan en docenas de parques en toda la ciudad.
La idea empezó en el 2000 con Mike Silverman, director de deportes de la Fundación City Parks, una fundación sin fines de lucro cuyos programas de deportes, artes, educación y de desarrollo de la ciudad llegan a casi medio millón de personas cada año en los más de 350 parques, centros recreativos y colegios de Nueva York. Ahora más de 1.000 chicos por verano pueden experimentar el golf dos veces por semana. Casi la mitad son elegibles para recibir programas de almuerzos gratis en la escuela.
Los programas de golf de verano de la organización son completamente gratuitos y cientos de niños tienen acceso a credenciales de golf que les dan acceso a 10 de las canchas públicas de la ciudad pagando $1 de green fee. Su centro de aprendizaje junior, insertado en una esquina previamente ignorada de la Dyker Beach Golf Course, ofrece un campo de práctica, un green de práctica, un área de juego corto, un clubhouse y un salón de clase, al igual que una cancha corta de seis hoyos, gratis.
“Cualquiera que haya practicado deportes ha experimentado ese momento de iluminación, la primera vez que sintieron el vínculo con un deporte. Estamos tratando de que los niños sientan eso; ese es nuestro objetivo,” dice Silverman, quien empezó llevando tenis gratuito a los niños de Nueva York en los parques de los vecindarios incluso cuando no había canchas o redes en ellos.
El programa de golf es un enfoque inteligentemente abreviado de este deporte que puede convertir cualquier espacio abierto en una zona de práctica donde los greens son marcados con círculos de sogas amarillas y los palos de golf donados guardados en armarios. Lo que hace que esto funcione son profesores apasionados, flautistas de Hamelin que escuchan cada palabra con suma atención.
“Nosotros somos el sistema de apoyo,” dice Bill Niklaus, el director de golf de City Parks, entre las risas de un grupo de chicos de 6 años a los que les está explicando la diferencia entre el taco, la punta y la cara del palo usando su nariz. “Nuestro deporte necesita un futuro. Yo creo que es este.”
Silverman admite que el golf para los chicos de la ciudad puede ser algo difícil de vender, pero más de una década después de haber comenzado, tiene cantidades, un centro de aprendizaje multimillonario apoyado por donaciones y niños que empezaron en esos parques y que ahora están ganando títulos de la ciudad y consiguiendo becas de golf.
Si bien Silverman está muy orgulloso de jugadores como Rebecca Markunas (golfista de segundo año en la Lehigh University) o Rebecca y Chris Chan (mellizos que ganaron los títulos individuales de la Liga Atlética de Colegios Públicos el año pasado), también le dirá que no se trata de lograr golfistas de elite. El golf nunca será el deporte de la ciudad como lo es el básquet, pero tiene un atractivo innegable y más beneficios a largo plazo. “En última instancia, lo que queremos hacer es que estos chicos asocien al golf con la diversión,” dice.
En otras palabras, Julio.
Fuente: Golf Digest