Golf en Menudo
Caracas, Venezuela, 27 de Mayo del 2017 (www.revistafairway.com).- El jugar al golf, se ha convertido en vehículo idóneo para practicarse por mero ejercicio para mantenerse en forma, escalar posiciones laborales, formalizar negocios, búsqueda de distracción personal, hacer amigos, o, incluso, hasta hacerlo como método infalible para eliminar el estrés; disfrutando al mismo tiempo de bellos paisajes en una variedad de campos totalmente diferentes y de dimensiones variadas (quizás parecidos; y en esto difiere de los otros deportes con pistas o canchas iguales), donde cada “golpe” ejecutado a la bola jamás se hace desde el mismo sitio, aunque sí cercanamente a él.
Además, es un deporte que se caracteriza por poder jugarse durante toda la vida, en el cual la edad carece por completo de la menor importancia y no obstaculiza para nada el juego (niños, adolescentes y adultos viejos y ancianos). Incluso, quienes padecen de dificultad para caminar pueden optar por el empleo de apropiados carritos de golf.
Eso sí, cuando el golf entra en el cuerpo deviene, inexplicablemente, en una especie de “vicio” difícil de definir y abandonar. Podría decirse, con preciso tino, que es el único “vicio aceptable” en existencia, y que, además, es amplia y sanamente recomendable, a pesar de las innumerables frustraciones que ocasiona algunas veces. Quien no lo ha practicado ni comprende lo define -y es común expresión aceptable- como “un jueguito para viejos dándole a una pelotica.” En este caso, la ignorancia es excusable y omitida. Nadie sabe el verdadero alcance de su significado hasta que agarra un palo para tratar de pegarle a la susodicha “pelotica.”
A diferencia de otros juegos, el golf requiere de una previa preparación dirigida. La mayoría de los deportes se aprenden, generalmente, ejecutándolos; pero no el golf. El intentarlo así transige, ineludiblemente, en la impregnación de un cúmulo de “mañas” muy difíciles de sacudir posteriormente, ya que se convierten en odioso vicio mecánico. Quien desee aprenderlo, debe canalizar la enseñanza a través de un experto profesional con auténtico sentido pedagógico teórico-práctico.
Su ejecutoria se desarrolla sin la supervisión de árbitro alguno donde, en forma exclusiva, solamente la decencia y la honestidad de los jugadores imperan a cabalidad; vale decir, es un juego “de y entre caballeros;” indubitablemente que es coadyuvante la tendencia habilidosa y de facilidad con que disponga el aprendiz, pero no es esencial. No se juega contra nadie, por lo tanto no hay adversarios directos. Se juega exclusivamente contra la cancha, la cual puede sufrir modificaciones durante el juego debido a cambios climáticos como el viento y la lluvia que, indudablemente ocasionan malestar, pero no inhabilitan el juego excepto que los mismos sean extremos; y, raras veces, por reparaciones necesarias de mantenimiento del verde campo.
Toda vez que es un juego que se ejecuta en grupo conformado por hasta cuatro jugadores (llamado “Foursome”), a través de golpes o “swings” dados a la pelota, vale la pena traer a colación, a fin de no caer en lamentaciones ni recriminaciones posteriors, debido al descuido o negligencia en el comportamiento deportivo, los siguientes elementales desaciertos, más asiduamente perpetrados, que deben ser tomados en consideración durante el desarrollo del juego:
- Antes de ejecutar alguno de práctica, hay que asegurarse de no hacerlo cerca de alguien que pueda ser impactado por la pelota; o que, después de tal impacto contra el suelo, sea herido por el desprendimiento de alguna piedrita, ramita o similares.
- En caso de conformar un grupo cuya demasiada lentitud en el juego ocasiona demora a quienes le siguen, es cortés cederles el paso, el cual por cierto, siempre se concede, jamás se pide. No permita el pedírselo.
- Es obligatorio reparar el daño causado en el “green” por la pelota de un jugador o sus zapatos. No es deber de “caddy” alguno, a menos que sea instruido previamente o él lo realice por iniciativa propia. Los profesionales lo llevan a cabo y cuidan el campo, como si fuera propio club.
- Estar pendiente de la pronta reparación respectiva de los “búnkers” (puede instruirse al “caddy”); y tratar, después de la salida de estas “trampas,” de no llevar arena al “green” a través de los zapatos. Sacudirlos antes.
- Evitar las camisas sin cuello y pantalones de “vaqueros” (Jeans). Hay que vestir apropiadamente.
- Eludir entorpecer el juego de quienes vienen detrás haciendo dentro del “green” anotaciones en la tarjeta, practicando putts o hablando después de terminado el hoyo. (Evitar el “tortuguismo”).
- Demostrar consideración hacia el resto de los acompañantes no molestándolos, en absoluto, en su turno de juego (hablando, ejecutando movimientos o emitiendo ruido de alguna forma).
- Evitar dañar la cancha por “divots” realizados por los “swings” de práctica; o golpes contra el suelo con el palo debido a la ira, frustración u otra razón.
- (Muy importante y al cual se hace caso omiso habitualmente): No botar basura en el campo. La basura se recoge no se bota.
Por Nelson Barreto Herrera para la revista Fairway