Aporte de la psicología en la preparación del golfista con miras a Río 2016
Por: Marybel Guzmán
Los golfistas están de fiesta, ya que el golf volverá a convertirse en un deporte Olímpico en los Juegos de Río de Janeiro 2016, más de un siglo después de su última participación en unas olimpíadas. En nuestro continente, Perú será el primer país en darle la bienvenida a los golfistas. Las pruebas clasificatorias y las del ciclo olímpico, producen mucho desgaste debido al número de competencias en las que participan los deportistas y la presión a la que son sometidos para lograr resultados.
Generalmente los golfistas a este nivel no tienen un entrenador fijo. Cuando tienen algún problema acuden a un profesional de su confianza. Como parte de su preparación se involucra el preparador físico, el nutricionista, el médico especializado en deporte, el psicólogo deportivo, el fisioterapeuta, los padres de familia o parejas, los compañeros de entrenamiento y los directivos del deporte. El programa de entrenamiento de un deportista a este nivel está compuesto por ciclos de entrenamiento, en el que se debe detallar el esquema de trabajo que debe realizarse en cada etapa, quien va a realizarlo y las metas y tiempos en que se va a realizar el trabajo.
La contribución de la psicología deportiva en este magno proyecto es proporcionarle herramientas al deportista para poder manejar las diferentes situaciones que se puedan presentar antes, durante y después de cada una de las competencias. Entre las habilidades a trabajar están: la motivación, la toma de decisiones, el control del miedo y las presiones, el manejo de la ansiedad, el recobro y la superación de los momentos difíciles y la adversidad, los pensamientos negativos, el mantenerse enfocado en la competencia, la confianza en sí mismo, el manejo de estrés y el control de impulsos y de las emociones.
Este proceso de entrenamiento mental requiere de continuidad para que el deportista y el psicólogo se conozcan y se desarrolle la confianza entre ambos; lo que va a permitir a éste ultimo realizar una adecuada planificación del trabajo psicológico que conlleva diagnóstico, aprendizaje, repetición, ejecución y evaluación. La preparación mental se desarrolla en cuatro etapas: general, específica, competencia y descanso.
Entre las herramientas que utilizará el psicólogo están la visualización, relajación, entrenamiento autógeno, preparación y enfoque en cada una de las competencias, revisión de tareas, rutinas, establecimiento de objetivos realistas y el control de los pensamientos negativos. Así nos encontramos con que se puede utilizar la reestructuración cognitiva para el auto diálogo y los pensamientos negativos, y la utilización de la respiración y la relajación para el control emocional y los niveles de activación del deportista. Las técnicas de relajación y visualización van a ayudar a manejar mejor el estrés y la ansiedad y mantenerlos en niveles aceptables que en lugar de afectar, promuevan el rendimiento.
La preparación mental no asegura que el deportista ganará todas las competencias, pero le permitirá sentirse más seguro al enfrentar cada juego e irá reforzando su autoeficacia, autoconfianza y autoestima. La participación en unas olimpiadas por lo general conlleva una preparación que incluye más de un ciclo olímpico (no estamos considerando los “wild cards” que se otorgan a atletas que se han esforzado pero no han logrado las marcas mínimas requeridas). Aquí es donde se ve la importancia de preparar a los deportistas para que sean mentalmente fuertes. Ellos necesitan continuar creciendo y dando lo mejor de si mismos por un largo período, al tiempo que disfrutan cada desafío.