Aires de montaña con brisas del mar
Cuando visitamos el Junko Golf Club con motivo del 36º ProAm Junko Golf Club concluido el pasado sábado 7 de Noviembre, honramos a uno de los eventos de mayor tradición en la historia de esta disciplina deportiva en el país, y a un club definitivamente emblemático por su ubicación, su clima, sus escenarios, y sin lugar a dudas, por su fundador e historia.
Un club de golf que nació en 1951 como resultado del espíritu fue infundado por su creador y visionario venezolano y notorio amante del golf, el señor Carlos Eduardo Brigé, quien enamorado del Junko, deja los proyectos inmobiliarios que estaba haciendo con éxito en Caracas y se va a desarrollar El Junquito, naciendo primero la cancha de práctica que llamó “El Serrucho” de dos hoyos, uno para acá y otro para allá, y luego con su proyecto maestro, Junko Golf Club, una urbanización alrededor de una cancha de golf de 18 hoyos a 1.500 metros sobre el nivel del mar, mirando El Caribe.
La tradición competitiva de los Junkeros tiene sus orígenes desde la misma apertura, cuando los días 5 y 6 de abril de 1952 de realiza el 1er torneo abierto Copa Inauguración, donde participó el joven estrella amateur del momento, Manolo Bernárdez. Posteriormente, en 1961 se realiza otro abierto, donde destacaron entre otros, uno de los mejores rankeados del momento, Julio Luís Torres, como el juvenil Tony Stuyck, Carlos Plaza Anselmi, los hermanos Larrazábal y los hermanos Miartus. Consistente con este espíritu aguerrido y conscientes que la competitividad sólo se prueba en la cancha, en 1970 se inició la tradición del Pro de la Amistad, porque la cordialidad y la fraternidad siempre han sido parte del espíritu de este magno evento del golf venezolano.
El Junko Golf Club por su parte, se ha distinguido por ser “Cuna de Campeones,” dando lugar a toda una serie de profesionales de golf que han sido protagonistas de la historia de este deporte en Venezuela, comenzando con Perfecto y Eduardo Miartus _quienes construyeran con Wilson los últimos 9 hoyos del Junko, y de donde saliera uno de los más grandes del golf venezolano, Julián Santana, con 7 títulos del ProAm y un largo curriculum como jugador, como Head-Pro y Superintendente del Junko. Le siguieron tres Miartus más, Eduardo, Emilio y Andrés, y los campeonísimos Cipriano (Mr. 59) y Carlos Castro, ambos dos ganadores del ProAm, “Nito” dos veces (’04 y ’08) y “Tin” ganador de la 36º edición y actual Campeón del ProAm Junko Golf Club. Posteriormente, se incorporaron José Tejada “Cariaquito” y Alexis González “Cuco.”
La historia de ganadores del ProAm Junko a lo largo de 36 ediciones con la última, incluye, además de Santana, nombres como los de Perfecto Miartus (’70), Teobaldo Pérez (’71), Tomas Fonseca (’72), Noel Machado (’76, ’77 y ’80), Ramón Muñoz con 5 (‘72, ’82, ’88, ’91 y ’94), Henrique Lavié (’96 y ’97), Miguel Martínez (’06 y ’09) y Carlos Larrain (’98 y ’00) –además de los ya mencionados, Claudio Muskus (’89) y Francisco Lara (’93), y los internacionales Jerry Norquist (’90) y David Bishop (’01/ USA). El récord de cancha es de Miguel Martínez con 263 (-17) registrado en el 2006, antes en posesión de Santana con 264 (-16) en 1987.
La realización de este evento es de primordial relevancia para el Junko y lo que este club significa para el golf nacional, porque con su realización se reconoce a su fundador y su filosofía de vida, se recuerda lo que inspiró su nacimiento, se honra esta Cuna de Campeones, se promueve esta bella cancha y sus alrededores, se destaca la intención que originó el ProAm, se exaltan los ganadores de este magno evento, se apoya a los caddies de la zona, se promociona un gran deporte y Olímpico, se incentiva a los protagonistas del Golf en Venezuela, y se siembran las figuras del mañana. Todo eso y mucho más es el Junko Golf Club y el ProAm Junko, el escenario de los grandes episodios, tal y como el que protagonizaron los profesionales Denis Meneghini y Carlos Castro en esta última edición No. 36 del ProAm, ante un publico emocionado, en lo que fue un verdadero duelo de titanes, como consecuencia de 6 desempates en el hoyo 18 que tomó poco más de una hora, en un atardecer memorable.