El reto por ser verdadero
La Federación Venezolana de Golf (FVG) somos todos. Esta es una frase que nosotros comenzamos a usar en nuestros editoriales desde el mismo inicio de la revista Fairway en 1994, como resultado de las primeras reflexiones de lo que es y debe ser la FVG.
La FVG es una institución sin fines de lucro, la cual rige los destinos del golf en Venezuela y nos representa nacional e internacionalmente, pero es un ente inerte, el cual no funciona sin la gente, sus empleados, ejecutivos, personal de servicio que lo apoya y dirigentes que lo dirigen, los cuales son electos por las asociaciones que componen el universo del golf en Venezuela, donde están incluidos tanto clubes de golf del país como profesionales que residen e integran la PGA de Venezuela.
Estamos en una situación inédita en el país en todos los segmentos de la vida social, económica y humana a nivel nacional, de la cual no escapan ni los jugadores, ni los clubes, ni los organismos que lo dirigen, como tampoco la FVG. Estamos todos en este barco que no encuentra puerto donde vivir cierta estabilidad que permita, no sólo llevar el día a día con normalidad como en otros países de la región, sino particularmente promover y planificar el desarrollo sustentable del golf en el tiempo, por intermedio de una institución moderna que responda, tanto a las necesidades de esta disciplina deportiva y Olímpica a nivel nacional, como a la necesidad de sembrar del futuro del golf en Venezuela.
Estas necesidades no han mermado en el tiempo, por el contrario, las necesidades aumentan y los problemas también, donde los recursos humanos son menos y viven de muy poca motivación, aún y el gran potencial y oportunidades que nos presenta el golf a diario, a nivel personal, educacional, social y humano, según la pasión y metas de cada jugador, de cada promotor, de cada patrocinador, o de cada club o instalación de golf, en un mundo cada vez más pendiente de lo personal que de lo comunitario. No ha sido nada fácil mantenerse vigente, como tampoco ser un verdadero y actual dirigente.
A pesar de todo esto, al voltear y observar el año 2016, como los tres anteriores años, si, es cierto, se han cometido muchos bogeys en el recorrido, no es fácil ser Bobby Jones, Arnold Palmer, Jack Nicklaus, o el mismo Tiger Woods en sus mejores tiempos, y aún ellos hicieron bogeys, pero los resultados no dejan de ser estimulantes y sensibles de toda inspiración, porque ahora vemos como ha mejorado significativamente el nivel de los eventos oficiales de la FVG, en convocatoria, en organización, imagen y difusión; vemos como se han logrado una extraordinaria atención de todos los medios de comunicación nacionales radioeléctricos e impresos a pesar de las limitaciones; vemos que la FVG no ha dejado de mandar las selecciones nacionales para representar y dejar en alto la “Vinotinto” en el exterior, tal es el caso de haber sido el mejor país latinoamericano en el Mundial Amateur por Equipo en México, como a nivel individual el segundo lugar de Jorge García en el Latin América Amateur Championship de Casa de Campo, y eso es sólo una muestra.
De la misma manera, ya cerrando el año, vimos como el joven de 16 años Amauriel Fernández de la Fundación Izcaragua proveniente de la comunidad Ochoa, se convirtió en la noticia al titularse Campeón Amateur del XIII Abierto Sambil en el Izcaragua superando al Campeón Nacional Amateur de Venezuela 2016, de una manera digna de todo elogio y propicia todo tipo de felicitaciones, ya que además llegó 3ro en la clasificación general detrás sólo del Campeón 2016 Otto Solís y del Campeón 2015 Daniel Escalera, ambos profesionales.
Es fácil buscar un responsable externo a nuestros errores, es fácil buscar un culpable de las carencias nacionales, es fácil ver las cosas desde la baranda, lo difícil es ser verdadero, es ir de las palabras a los hechos, el reto es llenarse los pies de barro y hacerlo con gusto y dedicación, el desafío es ser un verdadero dirigente, y además ser ejecutivo y efectivo, con genuino interés en velar por el bien común, por el interés de las mayorías, por los requerimientos de la disciplina a nivel nacional. El reto es pasar de lo material a lo espiritual, buscar soluciones para salir de ser los problemas. La tarea es de ser un equipo, no de un grupo de gente reunida con intereses y culturas diferentes, ya que las metas son y deben ser comunes y públicas.